Ayer Viernes ya apuntaba maneras desde primeras horas a que el resto del día fuera un día duro de calor como así fue, pero forzado por el compromiso de la amistad salí a dar una vuelta como buen anfitrión, para que la persona invitada por mi disfrutara unas horas de su paso por Bilbao. Quedamos al mediodía en la plaza de Indautxu y comenzamos el paseo tomando algo en el Ziripot, bar emblemático donde los haya y con mucha historia, situado en otra calle mítica de ambiente joven, Licenciado Poza. Mas adelante, otro punto de referencia para los nacidos del 57 en adelante y donde casi todo el comercio son bares, Garcia Rivero. El calor a esta hora ya apretaba de lo lindo y decidimos hacer una pequeña ruta por los salones de alguno de los mejores Hoteles de la ciudad que desde hace años fueron referencia del llamado Glamour Bilbaino en Fiestas.
Y digo fueron, porque aquello ya no es ni la sombra de lo que fue en todos sus aspectos, se acabo. Por ejemplo, todos sabemos que el Hotel Ercilla era un lugar de referencia ya que además de hospedarse mucha gente de farándulas varias, de allí partían las grandes figuras del toreo que faenaban en la plaza donde todos querían salir por la puerta grande, Vista Alegre. Afortunadamente la sensatez y los nuevos tiempos han asesinado todo aquello. Recuerdo como a buen seguro recordamos todos/as los que vivimos aquello el ambientazo que se fraguaba en los bajos del hotel. Para mi en concreto era curioso y daba para escribir muchas lineas. Allí dentro se concentraban las emisoras de radio y TV para ofrecernos sus entrevistas y tertulias en vivo y para contarnos cosas de la fiesta. Entre propios y curiosos el lugar se llenaba de caras conocidas del mundo del teatro de la Tv etc pero sobre todo del mundo del torerio. Por allí podíamos ver y saludar a los grandes espadas rodeados de empresarios, ganaderos y otras tribus taurinas todos ellos bien cebados y degustar ( previo pago ) vinos finos, jamón y otros manjares andaluces entre las barras y stand que ocupaban toda la zona. Era como un cortijo en pequeño dentro de un gran hotel. Muchos venían por negocio, otros para dejarse ver y posturear con un glamour de polo de marca, cuello alzado y pelo engominado hasta las cejas. Pero en este punto hay que ser sincero y honesto para decir que resultaba atractivo y divertido todo aquel batiburrillo. Y así se convirtió durante años en la ruta de los Hoteles. De ahí al Carlton y a otros cuantos que también eran el epicentro social de una parte de la sociedad en la Semana Grande. Pues bien, al llegar a los aledaños vi las carpas del hotel colocadas como estos últimos años donde tomar unas tapas y unos vinitos y por supuesto - como no -mamonear un poco. La entrada ya no estaba colapsada por curiosos pero había movimiento de gente entrando y saliendo y allí que nos fuimos. La decepción fue total, lo que fue en su día un espacio inmenso ayer solo era un salón mas o menos grande con luz tenue y el bar de siempre, nada mas. Pero la gran sorpresa fue coincidir con los dos políticos de la ciudad mas cuestionados este año y punto de referencia y critica de mis ultimos escritos : El Alcalde Aburto y la Concejal de Fiestas, Itziar Urtasun. El regidor estaba en unos de los sofás concediendo una entrevista a Onda Cero y la Concejal junto con Asier Abaunza justo al lado mientras ellos y yo nos disponíamos a pedir la consumición. No hubo miradas, no hubo palabras, no se tampoco si alguno de ellos me reconoció, pero la cosa fue extraordinariamente kafkiana. Así las cosas, ahora viene lo mejor. Se acerca la amable camarera :
¿ Dígame ?
Si, un Moscato y un Albariño
Lo siento, no tengo ni uno ni otro ( ¿? )
Bien pues entonces : Un rueda y un Mateus o Peñascal.
Pues lo siento, pero tampoco.Tengo verdejo y..
Bien, vale déjalo, pon dos verdejos, mientras dejaba un billete de cinco euros en el mostrador
Señor, son 7,20 euros
¿ Como ?
Un robo, un abuso, un atraco. Ni tan siquiera la delicadeza de un canapé, unas patatas fritas , no se algo que justificara el precio abusivo. Esta claro que ya me han visto, por cutres. Nos marchamos de allí y nos dirigimos al Carlton. En el camino me encontre con el set de Radio Bilbao y en una parada publicitaria me acerque a saludar a una profesional que sigo en la Ser como es Azul Tejerina. Al llegar a este otro hotel aquello no tenia absolutamente nada que ver, el salón principal estaba a rebosar y se notaba un ambiente mas divertido y por supuesto mas equilibrado en precio y mas bodega. Yo tome Albariño y la persona que estaba conmigo, Moscato ¿ Que te debo ? : Cinco euros me contesto mientras me entregaba el Tiket. Esta claro no ?. Ya sabemos donde no volver a pisar. Allí nos sentamos junto a la puerta para ver entrar y salir gente de todas las edades y casi todas las condiciones sociales. Salude a Ramón García, incondicional de la fiesta y conocido mio. También a Jose Antonio Nielfa ( La Otxoa ) al que felicite por el reconocimiento municipal, tardío, a mi juicio. Me quede con ganas de preguntarle que piensa de que nunca hasta la fecha haya sido nombrado pregonero de la ciudad, pero considere que no era el momento. Condición de pregonero por otra parte que se merece mas que muchas otras personas, pero con mucho.Y por supuesto por toda su trayectoria colocando siempre a la ciudad y sus cosas en casi todas sus canciones y espectáculos. Y lo mas importante, persona y personaje al que se conoce y reconoce en todo Euskadi, aunque mas en su ciudad obviamente.
Salimos de allí y dejamos la ruta de los hoteles para acercarnos a tomar un bocado a La Viña, otro lugar de siempre detrás de la Diputación y otro punto de buen ambiente en la ciudad. Dos blancos y dos bocaditos 8,00 euros. Luego paseamos por la Gran Vía hasta llegar al final de la la calle Ledesma y la recorrimos hasta el principio donde cruza la calle Buenos Aires. Lo de esta casi avenida es impresionante como ha crecido en poco tiempo. La oferta es muy variada y por supuesto es otro punto de encuentro para bilbainos/as. Estaba hasta la bandera. A esas horas del mediodía el termómetro se había puesto chulo y nos atacaba con 37 grados pero aún y así bajamos hasta el Ayuntamiento y desde allí recorrimos la zona de txoznas. Después nos adentramos en el Casco Viejo donde el ambiente era totalmente festivo y buen rollo. Parada y sentadita obligatoria - eso si - en la Plaza Nueva para comer unas rabitas y disfrutar del entorno. Mas tarde y algo cansados decidimos dar por finalizado el pequeño Tour y como buen anfitrión acompañe a mi visita hasta su hotel. En la despedida me dijo que había estado y se había sentido muy bien. Con un beso y un abrazo nos despedimos dejando la promesa de que el próximo año volverá.
