jueves, 25 de febrero de 2021

LA BREVE HISTORIA DE UN AUTENTICO HIJO DE PUTA : Capitulo 54

De todos los capítulos escritos, posiblemente los que siguen, sean la parte mas golfa de mi vida. Era consciente de que estaba enganchado al sexo y también sabía que se convirtió en una obsesión, pero no me hacia daño a la salud, al contario. Es como el alcohólico o el ludópata, saben que tienen un problema, pero siguen hasta que un día - tal vez - reconozcan que tienen que dejarlo y se ponen en manos de profesionales. Mi asunto, solo me repercutía en el bolsillo - que no es poco - pero es que a cambio tenia lo que se me antojaba en el asunto de las chicas tarifadas, era un Yonki de las mujeres y todos los días necesitaba mi dosis. Me aislé del mundo, estaba encantado conmigo mismo porque podía hacer lo que me daba la gana. Y además no necesitaba ni quería que ni amigos o conocidos participaran de mi vida privada. A veces cuando coincidía con alguno y surgía, si acaso lo invitaba a comer, pero nada mas. Vivía en una buhardilla, tenia mi coche aparcado frente al portal y tenia pasta para darme un capricho en cualquier momento. Por eso deje de salir a las noches por la ciudad, no me apetecía nada hacer ningún esfuerzo para estar con una mujer, porque al fin y al cabo es lo que mas me apetecía siempre. Yo seguía mis rutinas, unas veces me quedaba en casa, cenaba rico y llamaba a una Lumi para una par de horas. Era una delicia echar dos o tres polvos y después quedarte tranquila y plácidamente en la cama y dormir sin despertador. Otras, cenaba fuera y después mi iba de clubs de alterne. En aquella época la gran mayoría eran una fiesta continua, había ambientazo incluso en los mas sencillos. Lo mejor de todo, es que nunca se me fue la pinza gastando como si no hubiera un mañana ni tampoco fardaba de tener pasta. La prudencia siempre fue mi sombra y mi intuición, mi guardaespaldas. 

Ese era el Liberty a lado de la Gasolinera

En algunos locales era un cliente diario y poco a poco lógicamente vas generando conocidos. Ya sabes, camareros, encargados, porteros y también por supuesto con las chicas. No era un tipo  conflictivo, nunca lo fui, siempre estaba solo y siempre tranquilo. Cuando algún pesado se acercaba para que fueras cómplice de su pedo, de su angustia o de su soledad, pagaba mi copa y me marchaba. Subía muchas noches a Vitoria, allí en la carretera de Madrid, se encontraban en mi opinión, los mejores garitos de lucecitas de Bizkaia: El Guria y un par de kilómetros mas abajo, el Liberty y aunque visitaba los dos, siempre estaba mas tiempo en el segundo. Había mujeres sudamericanas, sobre todo, también comenzaron a llegar argentinas, colombianas y alguna que otra española. De las cuarenta o cincuenta que había,  la mayoría estaban de escandalo. Y es que cada mes, venían chicas nuevas ya que muchas rotaban de club en club dentro y fuera de la Comunidad . No me conocian porque pagara copas o subiera muchas horas con alguna. Yo llegaba, pedía mi copa y cuando me apetecía o me gustaba alguna, la llamaba y subía media hora y además negociando los sesenta pavos que costaba. Pero claro cuando llegaba, que era siempre sobre las diez de la noche y hasta que me marchaba a las cinco de la mañana, subía cuatro, cinco y hasta seis veces. Ellas no son tontas, la observación tiene que ser necesariamente su arma de trabajo, por eso cada vez que me veían entrar, alguna de las que no había estado se acercaban las primeras. Sabían que me gustaban las cosas tranquilas y poco a poco y que no se me podía insistir, me molestaban las insistentes. Me encantaba hacerme querer y sobre todo me seducían las que eran verdaderas profesionales, lo malo que de todas las que conocí, contadas con los dedos de la mano, sabia ejercer bien el oficio en el que estaban. Pero cuando tenias la suerte de encontrarte con alguna se notaba la diferencia abismalmente. El trato, la conversación, el teatro y la delicadeza en el sexo. En aquellos clubs me deje mucha pasta, sobre todo uno de los meses que cambiaron de chicas en mi favorito. Había follado ese mes con la mayoría de ellas y también con las del otro club. Pero aquellas mujeres que llegaron era nata pura, no solo estaban que te cagas, es que además eran bellísimas. Me volví tan loco que me dije: Este fin de semana que viene voy a follar con todas.


El Hotel donde me hospedé
Imágenes de Internet

Dicho y echo, cogí una habitación en un Hotel cercano al club, para tres noches, la del Viernes, Sábado y Domingo. El primer día comí allí y como iba a beber,  me metí una alubiada de muerte y por supuesto después, una siesta hasta las seis de la tarde. Me duché, me vestí y en vez de coger mi coche, llame a un taxi. Me gustaba el ron pero siempre tenia una medida, es decir borrachito al cincuenta por cierto, nunca perdí los papeles, ni salí a gatas de ningún sitio, detesto ese estado en cualquiera. Y lo vuelvo a repetir, no me gustaba el alcohol, no me gustaba la farlopa, mi obsesión y mi droga era estar siempre con mujeres diferentes. Lo otro formaba parte de los accesorios, nada mas y no siempre. En tres días folle con las cuarenta y tres mujeres que había en el club. Además,  cuando me marchaba a la hora de cierre, le pagaba una salida a la que mas me gustaba de todas las que me encantaban y así terminaba la noche hasta comenzar el día siguiente. Y es que el polvo de la mañana al despertarte para mi era sublime. Me gaste tanta pasta en ese local en ese fin de semana, que el Domingo a la noche cuando me marchaba con la Lumi, el encargado me dio las gracias y me dijo que cuando quisiera tenia dos horas pagadas en el Yakuzzi con la chica que eligiera, junto con una botella de champan. Me encanto el detalle. Te tomo la palabra, le dije, nos dimos la mano y mi dama de noche y yo nos marchamos a terminar ese fantástico fin de semana.

Me había empachado tanto que durante dos semanas estuve a palo seco. Aproveche para saber de algunas mujeres no tarifadas que conocía de noches que habíamos pasado juntos en los Pubs de la ciudad, ligues fijos que de vez en cuando llamaba para cenar y pasar la noche. Ahora se denominan follamigas o algo así. Siempre he sido un tipo muy detallista y me gustaba también, saber como le iba la vida a las cuatro mas habituales: Una empresaria peluquera, una empresaria de alimentación, una empresaria con hijo y una empleada del sector mueble. Esta ultima se confesaba asimisma ser ninfómana y puedo atestiguar que lo era. Me lo pasaba distinto que con las otras, ni mejor ni peor, diferente. Además, para mi  siempre cada mujer tiene su encanto, pero es que esta además de encantarle el sexo, le fascinaba la ropa y el Moet Chandon. Quedábamos los Miércoles y cuando llegaba siempre lo hacia con ropa nueva por fuera y por dentro junto con una botella de champan en la mano. Además de todo eso, una sonrisa de lado a lado que te daba la vida y siempre, siempre, muy divertida.

#LaBreveHistoriaDeUnAutenticoHijoDePuta

BILBAO

2002 - 2007


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