A partir de este capitulo resumiré brevemente el estado en el que me encuentro. Tenia pasta, no tenia problemas de débitos ni de cualquier otro. El trabajo era de lo mas cómodo y aunque no ganara mucho, me hacia viajar por Euskadi dos veces al mes. Mi vida sexual hasta el momento, entre conquistas y devaneos, me había ido de maravilla y la relación con los amigos de siempre se había esfumado por inercia. Estaba solo porque quería y porque siempre me gustó ir a mi aire y sentirme libre, pero ni mucho menos me sentía aislado. La sensación por dentro era de paz, de poder, ya que tenia todo lo que quería y me apetecía. Después de comprarme el coche de segunda mano, me compre un ordenador, una cámara de video y un equipo de música, otros caprichos alcanzables. Las primeras semanas como millonario fueron tranquilas y nada desbocadas, estaba asentando las ideas de mi nuevo estatus. Una mañana recibí la llamada de la dueña del piso en el que vivía para decirme que al mes siguiente necesitaba que lo desalojara, se casaba un mes después. Y como así fue el trato desde el principio, hable con la inmobiliaria de al lado para que me fuera buscando algo. Me gustaban las buhardillas y tenia ganas de vivir en una que estuviera céntrica y que no fuera muy grande. Y la encontró en Rodríguez Arias justo detrás de la Diputación de Bizkaia. Era pequeñita, con estructuras de madera y decorada con gusto. Y por supuesto de nuevo cambiaba de barrio, ahora estaba en pleno centro de la ciudad, era un Vip, ya que la zona tenia pedigrí. No tenia que hacer mucha mudanza salvo algún cuadro, el ordenador, la ropa y poco mas.
Tenia que estrenarla como es debido, así que como tenia el Corte Ingles a dos pasos, me acerque hasta el supermercado y llene la nevera a todo lujo incluyendo algunos vinos deliciosos. No tuve que cargar nada ya que dije que me lo llevaran a casa. Quería hacerme una fiesta con cena incluida y acompañado, pero como no me apetecía llamar a ningún ligue y tampoco salir a buscarlo ya que me daba mucha pereza, llame a un piso de chicas que tenia fama en la ciudad por tener pivones de todas las nacionalidades y muy profesionales, contrate los servicios de una colombiana desde las diez de la noche hasta las once de la mañana por seiscientos euros negociados. Preparé la mesa a Doc. Puse una ensalada, algunas delicias y caprichos y por supuesto una buena botella de vino ( Protos ) de la Ribera del Duero. Llegó puntual mientras en el equipo de música sonaba de fondo Los Cuentos de Hoffman, una pieza de música clásica que me encantaba. Cuando vio todo preparado al detalle para cenar flipo tanto como yo cuando vi lo guapa y lo buena que estaba. Además no era muy alta y eso me gustaba, como ya te dije en capítulos pasados, me resultaban muy manejables en la cama. Era maja, tranquila, detallista y educada y estuvimos hablando de todo mientras cenábamos. Por entonces la farlopa no estaba en mi vida, solo me gustaba el vino, el Jack Daniels y fumar porros y eso fue lo que nos llevamos a la habitación.
Nos desnudamos y nos metimos en la cama no sin antes decirme : He visto que tienes fresas en el frigorífico ¿ Tienes nata ? por supuesto, le dije, hay dos aerosoles allí mismo. Fue a por ellos, en su trayecto yo estaba pensando en lo que venia ahora y me puse tan caliente que la sabana estallaba. Tu ahora fúmate el porrito y relájate y eso hice. Me lleno de nata desde la boca hasta la punta del pie y después poco a poco y lentamente fue rozando su lengua por toda mi piel mientras mis ojos cerrados iban sintiendo el calor de sus labios en cada rincón de mi cuerpo. Mi polla estaba tan dura y tan deseosa que no resistía ya tanta presión y tanto deseo. Por eso cuando su boca llego a ella y se la introdujo hasta lo mas profundo de su garganta la corrida fue bestial e inmediata. Fue tal el placer que perdí el sentido del espacio por unos instantes dando un grito de gozo en el momento del estallido. Me quede tan agusto y relajado que durante diez minutos me quede dormido sonriéndole a la vida. Después y hasta las nueve de la mañana que le dije basta, estuvimos follando deliciosa y salvajemente. Esa tía me gustaba en la cama , sabia hacer y sabia estar, por eso la llame dos noches mas. Pero como la primera no hubo las siguientes aunque la nota, no bajaba. Le dije que se fuera antes porque ya había saciado mi deseo y mi fiesta de esa noche. Los dos días siguientes contrate sus servicios tan solo un par de horas, no quería mas, solo follar y después quedarme dormido tranquilamente. Después y durante un mes estuve contratando servicios de otros pisos ya que me gustaba cenar, echar unos polvitos un par de horas con una chica diferente cada día, para después quedarme catatónico. A partir de aquí me hice oficialmente un adicto confeso al sexo y a las chicas de lucecitas . Y por ahí se fue el setenta por cien de mi fortuna, pero eso pasa años después, todavía quedan muchas cosas por contar ...
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