PRÓLOGO
Salgo poco a la calle por la pereza que me dan muchos seres humanos. No puedo aguantar ni un segundo cerca de mi la mediocridad, las obviedades y otras muchas cosas más. No soy un amargado. Me amargan y mucho estos seres que he señalado.
Pues eso que cuando por fin salgo por motivos médicos convencionales, me arrepiento. Ayer tuve que asistir a una cita en el Hospital de Cruces y fui en metro. Al llegar a la estación tres mujeres con cochecito de bebés, algunas personas mayores y servidor, persona con movilidad reducida, nos dirigimos al ascensor pero este, no funcionaba. Después de un rato saque mi cámara y me puse a grabar la situación. Mi vocación de periodista bloguer lo requiere para captar todo aquello que pueda ser noticiable. Allí estaban aquellas mujeres hablando con la chica responsable de la estación que se afanaba en resolverlo de inmediato, ofreciéndose incluso a ayudar a las mujeres con sus carromatos. Pero estas prefirieron subir solas ayudándose entre sí. Esto de los ascensores ocurre con bastante frecuencia últimamente : " O están estropeados los de el andén o los de subir al exterior ". Se debería dar por hecho que la respuesta de los servicios de mantenimiento tiene ser urgente e inmediata. No se si lo es. Precisamente porque para muchas personas con problemas de movilidad y otras en estados parecidos les supone un problemón.
La cosa es que de momento el ascensor esta KO y algunas personas mayores deciden sentarse. Otras subir a pie con gran esfuerzo y las mujeres con sus bebés y carritos deciden subir también por la escalera. Una de las escenas me recordaba a la película de Los Intocables. Me queda arriba grabando la situación y publicar el problema que supone esto para personas como ellas o como yo.Mientras esperábamos el ascensor para subir al exterior, comente en alto la situacion parecida a la escena de la película a modo de anécdota Sin más. Pero resulta que mientras subíamos una de ellas - la de la escena de película - que sonrió mientras lo comentamos se dirige a mi con el ceño fruncido echándome en cara : " Pues en vez de grabar podías haber ayudado tu ". Me quedé muy sorprendido y cortado porque no venía a cuento esta inesperada actitud. Aún así le conteste, pues mira, primero porque soy discapacitado y por si solo ya me cuesta subir escaleras y segundo porque además soy periodista y la situación era para captarla. Me quedé mirándola en silencio y todavía con asombro y tan solo le dije : "Hombre, de todas las maneras, muchas gracias ". Una vez fuera recordé que esa misma mujer era la que rechazó la ayuda de la supervisora de la estación. En fin, tal vez porque no se percató de mi discapacidad, la reacción cuando anteriormente comentamos sin más el problema, me pareció fuera de lugar.
27/11/2019
Y estas son las cosas que me dejan fuera de juego entre otras cuando salgo ahí fuera. Estos cambios imprevisibles de algunos seres que pululan a mi lado cuando salgo a caminar, me dan miedo. Nunca sabes cuando sacan el sable de las palabras o el de verdad. Son tan inquietantes,como casi todos los demás ....
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