martes, 19 de noviembre de 2019

BILBAO : " Aquellos años 80 en Indautxu hoy se miran en mi espejo "


Creo que necesito ayuda, pero tranquilos no tiene nada que ver con cuestiones de dinero. Y tampoco de momento necesito un bastón. Es otro tipo de ayuda que tiene que ver tal vez con el alma o con el espíritu. Pero soy un descreído para estas cosas. Aunque más bien me inclino a pensar que también pueda ser una egolatría exacerbada, algo de pedantería mezclada con algunas gotas de soberbia y una guinda de altanería. De todo un poco para no tener muchos amigos. Pero eso sí, sin daños colaterales externos, salvo los míos. Es posible que la causa de esta sensación de porciones de altivez venga por un exceso de autoestima. No lo se,sinceramente. Pero antes de explicarles los síntomas quiero ponerles en situación. Me ocurre cuando me acerco al barrio donde viví los mejores y más jugosos momentos de mi vida. Allí por primera vez viví de alquiler. Después me independicé en una pequeña y vieja habitación. Dos años más tarde cambié de lugar de trabajo, alquile una casa enana cerca y por supuesto me compre mi primer coche. La vida me sonreía y me besaba en los labios en aquel Indautxu de los ochenta.¡¡ Que tiempos !!.


En casi doce años que viví por allí conocí a cientos de personas muchas de ellas ya no están. Y a otros miles de mi edad de entonces y algo más jóvenes por estar detrás de una barra pionera en una zona  de moda para los cervatillos y cervatillas en la berrea. Todos/as me conocian y a todos reconocia en la calle, en los bares en las tiendas de siempre, en el parque y en las terrazas. Era mi territorio comanche personal , mi espacio inalterable, mi refugio. Era tal vez más feliz - como se conoce a un estado supremo de sosiego y paz - que ahora? es posible. Aunque cercano a los seseinta y tres astros, los estados cercanos al bienestar son mas intensos, mas pensados y reposados. Distintos, eso sí pero ninguno menos importante que el otro. Como tampoco los anteriores. Dicho esto y después de que se hayan puesto en situación, ahora les hablaré de esos síntomas a los que me refería. Les cuento.


Me ocurre cada vez que paseo, lo hago con cierta nostalgia pero apenas saludo a nadie, ya no conozco a los que pasan por mi lado. Es como si me hubiera metido en la película de siempre pero con actores irreconocibles para mí y para ellos. La vida sigue, todo sigue, hasta el paisaje es el mismo salvo que donde había un estanco, ahora hay una tienda de chuches. Es como si todas las caras de años atrás ya no existieran mientras yo permanezco inalterable. Y esta es la cuestión cuando por casualidad me cruzo con gente de toda la vida, gente con la que he compartido momentos inolvidables los siento y los veo tremendamente envejecidos y lejanos y me producen escalofríos. Algunas veces cuando se cruzan las miradas hay un gesto mutuo de recordar ¿ De que le conozco ? pero pasamos de largo. Dejamos que pase una vez más el tren de las oportunidades. La verdad, no se porque pero hay veces que me siento culpable de sentir esto. Alguna vez me he encontrado por casualidad con personas otrora casi íntimas y tomando un café no sabes por dónde comenzar a resumir más de treinta años sin verte. Enfermedades, separaciones, paro, muertes cercanas, hijos viviendo su vida. Para terminar diciendo " Bueno y ahora qué tal, ¿ te va mejor ? . Pero ya nada es igual, aunque nos empeñemos a que siga siendo. Por cierto, les contare algo personal si me lo permiten que tiene que ver con esto que les acabo de señalar.

La primera vez que hice el amor con la mujer que me case durante un año fue en un pequeño pueblo de Navarra. Recuerdo también que el despertar fue con un delicioso olor a bollos recién horneados y un manto de nieve hermoso que se dejaba ver a través de la ventana. Jamás he vuelto a sentirme tan pleno de todo. Años más tarde volví con otra señora al pueblito divino. Los bollos seguían oliendo de vicio y la nieve parecía haberse quedado para verme regresar . Pero mi sangre no hervia y mi piel no se erizaba. Es como no querer aceptar la realidad, el declive o el ocaso ? no lo se. Tal vez mi subconsciente me esté jugando una mala pasada ? es posible, pero la verdad es que no siento realmente que eso me afecte ni me cause ningún trauma. Siento de veras una cierta pena eso si, tambien algo de nostalgia, melancolía, todo un batiburrillo de sensaciones, a veces, indescriptibles. Pero por otra parte es como si todo sucunviera mientras permanezco inalterable al paso de los días. O tal vez eso quiero creer cuando me miro al espejo

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