domingo, 10 de agosto de 2014

" Conversando con Alex Angulo sobre el día de su homenaje"


Hace unas semanas que terminaste de forma drástica el guión común a todos que no es otro que el de la propia vida. Un fatal accidente nos dejo huérfanos de un tipo genial y especial. Pero sobre todo de muy buena gente. Te quería pedir opinión sobre algo que sentí en la despedida que familiares, amigos, conocidos y seres humanos del mismo arte que el tuyo te ofrecieron y te ofrecimos en el renovado Teatro Campos. Desde aquel día quería encontrar el momento. Y es que hay veces que cuando no me terminan de cuadrar las cosas, caigo a un abismo de dudas e interrogantes. Cuando hay algo que no entiendo o comprendo, el desasosiego me crea inquietud y hasta que no lo suelto no encuentro paz en mi cerebro. Que decir de la respuesta de seres humanos vinculados a ti de alguna manera. El teatro estaba hasta la bandera. Y ahí estuve sentado frente al escenario como muchísimos otros. Fue posible, porque no había butacas. El acto me pareció sobrio, sencillo, esquemático, muy personal y algo abstracto. Todos los que allí hablaron, contaban historias de ti y contigo. Me pareció acertado quien recalcó que tus comienzos fueron con Cómicos de la Legua y no otros como contaban la mayoría de los medios. Pero hubo algo que no me gustó absolutamente nada. Y no fue otra cosa que ver guiones en los ( actores - amigos ) que allí subieron. Ese día - en mi opinión - no era día de papeles aprendidos. Tampoco de guiones circunstanciales.


A veces tengo la impresión de que todo el mundo se mueve bajo guión. Una batuta al efecto. Renglones artificiales con historias diseñadas a Doc que forman muletas. Sin ellas, no hay mata. O al menos así parece Papeles escritos que diseñan caminos a ninguna parte. Tal vez los guiones sean nuestro traje de etiqueta ante la vida y ante todos. Quizás por eso nos sorprendemos cuando el ser menos esperado nos da un zarpazo que nos marca para toda la vida. Ahí quise ver al ser humano glosando o no tu figura. Desnudo ante ti y ante todos. Tan solo murmurando el dolor o el recuerdo de una manera espontanea y desde las tripas. O mudo como el viejo cine. Alex, lo siento. Siento comentarte todo esto, pero los grados de prudencia necesarios y lógicos no diseñan nombres ni dedos señalantes. Tan solo es lo que yo sentí. Te conocia de media docenas de veces hace muchos años. Y también porque seguía tu estela como actor. Abusaré de lo que se dice de ti y creo que por esta vez me salvaré.

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