Conozco el lugar desde hace muchos años, tantos como cuando comenzó con sus platos de huevos, patatas y txorizo. Después llego su famosa y exquisita txuleta y fue cuando termino de petarlo. En otros tiempos, cuando todavía trabajaba como responsable de la zona norte para una multinacional del Cine de vez en cuando me deja caer por allí. Y por supuesto cualquier cliente o responsable de la compañía que llegaba, mi empresa nos permitía agasajarlos. Tal vez por eso durante un tiempo considero que fui un buen cliente y donde el trato de sus trabajadores/as siempre fue muy correcto y muy profesional. Pero es que ademas de su exquisita carne y otros variados el lugar haciendo un buen día de sol es un escándalo y un pequeño paraíso cerca del bullicio de la ciudad, apenas unos cuantos kilómetros. Y es que tiene mesas - o tenia al menos antes - colocadas en la padrera que rodea el local. Ni te imaginas el espectáculo. La gente sentada viendo como van llegando las txuletas a la mesa y donde el humo de las brasas y la carne asada van dejando un olor tan sugerente que te crujen todas las vísceras y se te eriza la piel. Unos de estos días tal vez engañe a alguien para que me invite porque hace tiempo que ya no puedo permitirme ciertas cosas que antes me encantaban, como salir a cenar o a comer. No obstante si te animas a conocer este rincón en el centro neurálgico del monte Artxanda saldrás encantada/o de la vida y encantado de conocerte. Ah y si el día esta bueno te quedas a vivir allí. Lo dicho, enhorabuena por ese premio al reconocimiento de las cosas bien echas y con una calidad fuera de toda duda.
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