Como detesto la desfachatez de todos los esperpentos públicos o privados que tiran la piedra y ahora esconden la mano. También me produce cierto asco ver como durante toda una semana han estado provocando y dando fuego a una chispa que al final les ha estallado en su propia cara. Ahora reculan y se parapetan en la cobardía lavándose las manos al ver el incendio provocado en los medios sobre todo. Pero también con otros partidos políticos, asociaciones etc. Pero no esta bien airearlo en este momento. Todo esto delata su mediocridad, su falta de rigor y sobre todo la credibilidad que se presupone. Ocurre en los cobardes y en los pusilánimes. También en los incultos con cierta suerte. Solo espero que ahora tengan la vergüenza de explicarnos como quedan las cenizas de este asunto que ha marcado la agenda de la fiesta por encima del deseo general de los ciudadan@s. A los que no pocos dicen no saber que extraños intereses ha llevado ha este exceso de celo con casos que, aunque muy importantes e inadmisibles, no difieren mucho de lo que pasa a diario en una sociedad tan imperfecta e injusta que entre tod@s hemos creado. Y que seguimos alimentando día a día. A faltado prudencia y ha sobrado exceso de protagonismo. Pero también han pasado otras muchas cosas en el Ambigú y esas al parecer es mejor dejarlas estar.
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