Semanas mas tarde y cuando ya no estaba allí trabajando, llego a mis oídos que había sido ETA. Y que al parecer la razón para haber atentado contra el bar, es porque casi todas las mañanas paraba una furgoneta de la policía nacional a desayunar allí. ¿ Por eso ?. No entendía nada y seguía sin saber quienes eran los que estaban detrás de esas siglas y porque razón hacían esas cosas. Los trabajos de restauración durarían al menos un mes según me dijo el dueño. Momento en el que aproveche para decirle que tenia una oferta de trabajo en el centro. Que las condiciones, el sitio y el lugar me gustaban y que estaba decidido a marcharme. Piénsatelo bien, me advirtió, como aquí no vas a estar en ningún otro sitio. Esta decidido, le dije, comienzo el día uno de Diciembre. Y mi vida de nuevo vuelve a dar otro giro, dejaba la seguridad que me daba una casa, un techo con gente dentro y un trabajo estable. También me alejaba de mi amigo Daniel y de colegas de bares cercanos con los que salíamos los días de fiesta. Y por supuesto, de un entorno y un barrio que ni me gustaba ni lo vivía porque apenas tenia tiempo para nada, todo era dormir y trabajar y trabajar. Pero en mi interior volví a sentir la soledad, la inseguridad por enfrentarme a algo nuevo, otra vez. No obstante intuía que el paso que iba a tomar era el correcto. Pareciera que le estaba cogiendo gusto a eso de volver a empezar, después con el paso de los años llegue a comprobar que eso es precisamente lo que hice la mayor parte de mi vida. Como no tenia tiempo de gastar, ahorre algo de dinero, que junto con el finiquito, me daba para asegurar mi presente mas inmediato. Lo mas urgente era buscar un sitio donde vivir, eso era lo que mas me importaba y por supuesto lo que mas me agobiaba. A partir de ahora, ya no estaría cerca de mi amigo, su tía y la familia con la que vivía y trabajaba desde que llegue a la ciudad. Y aunque todos estábamos relativamente cerca, los cambios de horarios, los días de fiesta , los nuevos hábitos y un barrio por descubrir, distancian a la fuerza.
El día que me cito Jesus, el que iba a ser mi nuevo jefe, allí estaba puntual. Algo que por cierto fue lo primero que valoró. Era un tipo no convencional y eso me atrajo. Se le veía serio y muy profesional de esos que saben perfectamente lo que quieren. Vestía pantalón negro, chaqueta color hueso y pajarita blanca. Ese era el uniforme oficial de su local y el que mas tarde luciría yo. Mi labor consistiría en poner en marcha yo solo un bar pequeñito que estaba a la vuelta del restaurante. Ellos me pasaban la bollería, las tortillas, los pinchos. Y cuando salía dos horas después de comer, uno de los camareros cubría mi lugar. Abría a las nueve de la mañana y cerraba a las diez de la noche. Trabajaba mucho, pero merecía la pena, el sueldo no lo recuerdo, pero era mas que bueno. ¿ Que te parece, podrás hacerlo ? Me dijo. Por supuesto, claro que si, añadí. Yo creo que también, exclamó. Tienes facilidad de palabra, eres simpático y a pesar de tener la pierna jodida, quien me hablo de ti dijo que te apañabas mas que bien. Firma aquí, el uno de Diciembre empiezas. ¿ Ya tienes un lugar donde estar ?. Me preguntó. Tengo todo este mes de Noviembre para buscar una pensión o algo parecido. Pues mira, aquí cerquita en Licenciado Pozas tienes una pero no se donde esta. Date una vuelta, pregunta, que igual tienes suerte.
Y realmente la tuve. No figuraba ningún cartel de Pensión en el numero 44 de la calle que me dijo mi jefe, pero la portera de la casa, una extremeña seria, tenia un piso en el que alquilaba habitaciones. Hable con ella, me pregunto si trabajaba o no y que además necesitaba una nomina. Mire este es el contrato que acabo de firmar pero comienzo el día uno. Le pareció bien y me enseño el piso y mi habitación. No era muy grande, tenia una cocina que no se podía utilizar para nada, un baño, una pequeña sala y cuatro habitaciones. Dos estaban ya estaban ocupadas por gente que prácticamente vivía allí desde hacia tiempo. El pacto sin contrato para todos era el mismo: Habitación con derecho a baño y sala compartidos. El sitio era cutre, muebles viejos y apolillados, decoración mínima con media docena de cuadros de cacerías que colgaban de la sala. El habitáculo era pequeño, una cama de noventa, un armario de una puerta, una mesilla enana y una silla potrosa. Todo de madera vieja y llena de polilla. Su olor era penetrante. Y no, no había televisión, solo un teléfono negro antiguo de esos de meter el dedo y marcar, pero estaba capado con un candado enano. Lo mejor de todo el precio, no se cuanto pagaba al mes, creo que muy poco, ya que me sorprendió para bien cuando me lo dijo. Otra de las ventajas es porque estaba a dos pasos de mi trabajo y además en una de las calles mas céntricas de la ciudad. En un barrio con cierto pedigrí llamado Indautxu que junto con la zona de Estraunza un poco mas abajo, era la zona mas chip de Bilbao.
Ya tenia en mi bolsillo el contrato de trabajo y un lugar donde vivir. Comenzaba así una nueva andadura un nuevo tiempo lleno de incertidumbres y miedos. Y solo, sin apenas referencias y sin amigos o conocidos con los que juntarme. Pero como todo eso ya lo había vivido otras veces, apenas me importaba. Definitivamente debí asumir que este era mi signo, mi seña de identidad: Cuidarme y mantenerme a flote sin decaer. Era como siempre fui, mi única responsabilidad mi única preocupación porque no tenia a nadie ni a nada mas donde agarrarme. Me sentía bien y contento. Una vez mas me demostraba que con tesón y ganas, todo es mas sencillo. Llame a mi madre para darle la noticia y para decirle por fin en que parte de España me encontraba. Cuando le dije Bilbao, exclamo con asombro ¿ En Bilbao, pues por allí andan las cosas revueltas con este de la política no ?. Pues no lo se mama, yo no entiendo nada de eso yo voy a lo mío. Después llame a David y también hable con su tía, me dieron la enhorabuena y que si necesitaba algo que ya sabia donde estaba ¡ Aquí tienes tu casa, ya lo sabes ! . Había estado en tantas que hasta me pareció una anécdota cuando me lo dijo. Lo se, muchas gracias Carmen, añadí. Después fui a recoger mi maleta y a dejar las llaves a los que habían sido mis jefes y una referencia de seguridad y cobijo. Me dio pena, sentí tristeza. No querían que me fuera, estaban contentos conmigo según me dijeron mientras nos dábamos un abrazo de despedida. Desde el taxi que me llevaría a mi nuevo y frio hogar, miraba hacia atrás sin pensar en nada. Ya me había pasado otras veces y jamás me pregunte porque. Llegue, me instale, cerré la habitación - todas tenían llave - y salí a dar una vuelta por la zona. Ahora tenia que buscar un bar donde comer, un lugar de esos de menús económicos, hasta que comenzara a trabajar. Pregunte a algunos camareros y me dijeron que un poco mas allá, en la calle María Diaz de Haro, había uno. Era pequeño, algo cutre pero tenia un menú casero rico y económico. Quien hubiera dicho que un tiempo mas tarde, viviría en el portal de al lado en mi primer piso alquilado. Pero no, nos adelantemos.
Durante ese mes que estuve sin trabajar y preparando todo, Aproveche para pasear y conocer las calles y sitios de alrededor. No tenia nada que ver la gente, el ambiente y el ritmo siempre vivo de la zona, de donde vivía y trabajaba antes. Aquel era como un sitio de paso, un lugar donde partían los autobuses hacia los barrios altos : Begoña, Otxarkoaga etc. Un punto de quedada para los obreros de la fabrica de Etxebarria. Era todo muy impersonal pero de gente humilde y trabajadora. Indautxu y Estraunza era el polo opuesto. Gente de clase media alta, otro nivel en casi todo y gente maja con la que conecte perfectamente. Los camareros de los bares donde iba a diario a desayunar o a tomar algo, el del Kiosko donde compraba la prensa, el bar donde acudía a comer y la tienda de chuches donde de vez en cuando entraba a comprar tabaco y torpedos de regaliz. Me distinguían, me saludaban y poco a poco me fui integrando en el barrio y en la calle donde vivía. Todo eso me dio mucha fuerza y confianza, cosa que me vino muy bien para afrontar el comienzo en mi nuevo trabajo
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esté de acuerdo o no con lo que escribas, nunca te quitaré el derecho a expresarte como quieras sepas o puedas. Ese mismo respeto lo tengo conmigo. Si es para difamar o insultar NO sale. Gracias por venir...