Hace años, una Resonancia Magnética era casi como el milagro para saber donde tienes el bitxo o lo que sea, habitado en tu cuerpo. Es el Google de la medicina y las enfermedades, el detective implacable. Muy parecido a volar, donde entonces era para gente exclusiva para ciudadanos/as Vips. Estas dos cuestiones hoy ya es algo habitual para casi todos/as. Tanto es así que muchos seres humanos a estas alturas, ya saben que es esto de la Resonancia y por supuesto no todos/as, son capaces de resistir . Yo, sin ir mas lejos. El pasado Sábado tenia cita ¡¡ por fin !! para realizar la prueba por vez primera y sinceramente tenia curiosidad. En la serie House había visto esas enormes maquinas y una especie de luz que pasa de arriba a abajo de tu cuerpo leyendo tus interiores. Lo cual, me parecía incluso divertido, pero nada que ver queridos/as ...
La cita era a las cuatro y media hora antes estaba entrando por la puerta principal del Hospital de Cruces. Al parecer los fines de semana las dos laterales se cierran. Una vez dentro y acostumbrado a ver el recinto hospitalario lleno de gente me llamo la atención la ausencia tan escasa de seres humanos. Apenas me cruce con media docena de personas que iban de un lado otro mientras me dirigía a la sala nueve siguiendo la linea verde marcada en el suelo. Tampoco en la sala había nadie, pero antes de la hora fijada, se abrió la puerta, la técnica dijo mi nombre y tranquilamente pase para dentro. Confieso que mas que nervioso, esta expectante por ser la primera vez. La profesional me dijo que me quitara la ropa salvo el Slip y que me pusiera una especie de babero que cubría mi cuerpo desde el cuello hasta mas abajo de las rodillas y abierto por la espalda. Cuando me vi me acorde de Jack Nicholson en la fantástica película " Algo para recordar ". Antes de comenzar me explico todo lo que iba a pasar y como. En ese momento y al ver el estrecho canal donde estaría según dijo, quince minutos, me puse algo nervioso. No es que sea claustrofóbico, pero me quedo una tara cuando en unas vacaciones con gente muy variopinta, visitamos unas grutas. Entramos nueve personas, tres mujeres y seis hombres , teníamos que pasar por un túnel casi a ras del suelo tan estrecho que el cuerpo quedaba casi justo. Eran ochenta o cien metros nada mas pero creí morir por el agobio, cuando uno de los hombres que iba el primero, en la mitad del camino se quedo paralizado y comenzó a sentir pánico y claustrofobia. La situación se extendió a mas gente yo entre ellos porque ni para atrás ni para delante podíamos movernos. Fueron siete minutos hasta que el tío reaccionó con las voces tranquilizadoras que llegaban del guía a través del Walki que nos dejaron. Me dejo marcado para siempre. Las multitudes no me afectan, pero los lugares estrechos me aterran, después de aquello.

No hay comentarios:
Publicar un comentario
Esté de acuerdo o no con lo que escribas, nunca te quitaré el derecho a expresarte como quieras sepas o puedas. Ese mismo respeto lo tengo conmigo. Si es para difamar o insultar NO sale. Gracias por venir...