lunes, 20 de mayo de 2019

OSAKIDETZA / PARTE 5 : " La Resonancia Magnética y el 6 de Junio de nuevo al especialista "


Hace años, una Resonancia Magnética era casi como el milagro para saber donde tienes el bitxo o lo que sea, habitado en tu cuerpo. Es el Google de la medicina y las enfermedades, el detective implacable. Muy parecido a volar, donde entonces era para gente exclusiva para ciudadanos/as Vips. Estas dos cuestiones hoy ya es algo habitual para casi todos/as. Tanto es así que muchos seres humanos a estas alturas, ya saben que es esto de la Resonancia y por supuesto no todos/as, son capaces de resistir . Yo, sin ir mas lejos. El pasado Sábado tenia cita ¡¡ por fin !! para realizar la prueba por vez primera y sinceramente tenia curiosidad. En la serie House había visto esas enormes maquinas y una especie de luz que pasa de arriba a abajo de tu cuerpo leyendo tus interiores. Lo cual, me parecía incluso divertido, pero nada que ver queridos/as ...



La cita era a las cuatro y media hora antes estaba entrando por la puerta principal del Hospital de Cruces. Al parecer los fines de semana las dos laterales se cierran. Una vez dentro y acostumbrado a ver el recinto hospitalario lleno de gente me llamo la atención la ausencia tan escasa de seres humanos. Apenas me cruce con media docena de personas que iban de un lado otro mientras me dirigía a la sala nueve siguiendo la linea verde marcada en el suelo. Tampoco en la sala había nadie, pero antes de la hora fijada, se abrió la puerta, la técnica dijo mi nombre y tranquilamente pase para dentro. Confieso que mas que nervioso, esta expectante por ser la primera vez. La profesional me dijo que me quitara la ropa salvo el Slip y que me pusiera una especie de babero que cubría mi cuerpo desde el cuello hasta mas abajo de las rodillas y abierto por la espalda. Cuando me vi me acorde de Jack Nicholson en la fantástica película " Algo para recordar ". Antes de comenzar me explico todo lo que iba a pasar y como. En ese momento y al ver el estrecho canal donde estaría según dijo, quince minutos, me puse algo nervioso. No es que sea claustrofóbico, pero me quedo una tara cuando en unas vacaciones con gente muy variopinta, visitamos unas grutas. Entramos nueve personas, tres mujeres y seis hombres , teníamos que pasar por un túnel casi a ras del suelo tan estrecho que el cuerpo quedaba casi justo. Eran ochenta o cien metros nada mas pero creí morir por el agobio, cuando uno de los hombres que iba el primero, en la mitad del camino se quedo paralizado y comenzó a sentir pánico y claustrofobia. La situación se extendió a mas gente yo entre ellos porque ni para atrás ni para delante podíamos movernos. Fueron siete minutos hasta que el tío reaccionó con las voces tranquilizadoras que llegaban del guía a través del Walki que nos dejaron. Me dejo marcado para siempre. Las multitudes no me afectan, pero los lugares estrechos me aterran, después de aquello.


Supongo que la edad y la conciencia de las cosas me han dado la capacidad de concentrarme y ante lo que iba a suceder me relaje entre la curiosidad y la incertidumbre. No sabia como llegaría a reaccionar por eso pedí que me dejara cerca el conocido como "Botón del Pánico " por si acaso me sentía mal. Me tumbe en la camilla, me puso unos aparatos en la parte anterior y posterior del hombro derecho afectado, puse los brazos pegados al cuerpo para después dejarme bien apretadito con unos amarres. Antes de comenzar advirtió que la prueba requiere una quietud total para no tener que repetirla. Me hablo de los diferentes ruidos que iba a escuchar a pesar de unos cascos al efecto. También señalo que sentiría algo de calor en la zona a cubrir, no sin antes decirme que la prueba es inocua y que ese cajón redondo tan solo contiene unos imanes enormes. Por eso se aseguran que no lleves ni por fuera ni por dentro nada de metal. Después del protocolo preceptivo, se alza la camilla y venga ... Una vez dentro y mientras calentaba motores lo primero que me vino a la cabeza es estar dentro de un ataúd y después sentí como si volviera a estar en esa gruta horrible. Pero logré relajarme cerrando los ojos y pensando como describir todo para elaborar este post que ahora estas leyendo. De repente y durante quince eternos minutos una variedad de ruidos constantes y machacantes comenzaron a inundar el minúsculo espacio. Son tan extraños y tan repetitivos que te anulan cualquier cosa que trates de pensar o concentrarte en algo determinado. Cuando llevaba apenas unos segundos comencé a sentir calor y por tanto algo de agobio. El corazón comenzó a latir mas rápido y la idea de apretar el Botón tomo fuerza, pero como no quería que se estropeara la prueba aguante hasta el final. La experiencia vivida fue tan sorprendente que al salir de ese agujero pregunte : ¿ Esto lo aguanta todo el mundo ?. Me dijo que no, que mucha gente se agobia". Y añadió " Bueno y la tuya no es nada, hay gente que está entre sesenta o noventa minutos " . Se me desencajo la cara, me vestí rápidamente y salí pitando de allí.

Bien es verdad que esto fue lo que sentí yo y supongo que cada uno contara su historia y sus sensaciones, que para nada tiene que ser lo mismo. Hoy a esta hora todavía mucha gente, esta esperando que le llegue su cita. Los recortes, la mala gestión y la pésima organización de la Sanidad Publica Vasca hace que muchas personas tengan que esperar como mínimo, un mes. Alargando con ello la incertidumbre y el dolor de su problema. Por eso también en estos días los profesionales sanitarios salen a la huelga para pedir mas refuerzos médicos, mas plantilla y evitar estas largas esperas y estos sufrimientos evitables. Quieren dar el servicio y la atención que merecemos, por eso hay que apoyarles y solidarizarse con ellos/as. Va en nuestra salud y en la de todos/as denunciar esta situación públicamente y ante el Gobierno Vasco, responsable único de todo este despropósito evitable.

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