Anoche me acostaba con el dulce sabor de la melancolía y el inevitable declive en el que nos vamos convirtiendo con el paso de los años. Esta canción la habremos escuchado cientos de veces en la inconfundible voz de Amaia. Ella sola siempre era Mocedades a pesar de haber otros componentes en el grupo y esta canción nos conmovía tanto o mas casi como lo sigue haciendo ahora. Formo parte de nuestros furtivos e inocentes besos y también de tristezas sonoras ante las esperadas rupturas. Pero que duda cabe que esta voz la llevamos pegada a la piel. Hace unos días la fantástica Coral de Bilbao daba una - sorpresa / homenaje - a la canción, a la cantante que le dio el éxito y a sus últimos componentes. Ver este momento a la entrada del templo donde se llevo a cabo, es sentir el escalofrió del tiempo mientras recuerdas frente a un espejo que tu vida también tiene letra y fecha de caducidad.
Mocedades se merece todo el homenaje que podamos darle, son Grandes todos dá igual en la agrupación que esten o donde actúan, son leyenda, son escuela, Felicidades y Gracias a ellos y a quienes organizaron este homenaje.
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