No es casual que las cadenas televisivas nos estén ofreciendo en sus recientes parrillas de la nueva temporada programas donde el amor es el fin del espacio. Los hay para casi todos los gustos, pero todos bajo el epígrafe de Cupido. Quizás se han dado cuenta de que todo lo demás aburre indiscutiblemente y la gente necesita, ademas de respuestas, un poco de paz, algo de afecto y tal vez un poco de esperanza en este futuro incierto. Estamos faltos de amor y huérfanos de abrazos. También de besos en todas sus variedades. Al parecer estamos muy solos en nuestra guarida individual y el tiempo nos va modelando. Tal vez por eso nos hace mas necesitados ante el ocaso que se acerca. Por eso sacamos lo brazos en alto para pedir auxilio ante la duda del día. O tal vez, porque no, es que necesitamos follar mas para relajar tensiones. Incluso es posible también que en algún momento, hagamos el amor apasionadamente. Es posible que hubiéramos dejado de lado hace tiempo, el afecto, la caricia, el roce y los jugosos besos de madrugada por no se que prejuicios o extraños procesos de dureza ante la vida y sus cosas. Y que duda cabe que lo echamos de menos después de todo. Eso si, no puedo dejar de lado algo importante y tengo que decirlo: Todos estos años de incertidumbres, saqueos y vomitivos casos de corrupción han sido los culpables directos de esta soledad que ahora al parecer queremos asesinar.
Pero tu no te preocupes de nada, hoy las televisiones son el pulsometro de tu carencia y allí te sentirás identificado. Y es posible incluso que en ese programa encuentres lo que andas buscando a la desesperada. Y entonces lo que te resta de vida tal vez puedas sentirla plena. Yo todavía no lo tengo claro, pero mas que amor, considero que subyace una carencia de calor. De confianza en el otro. De soltar amarras para ver que pasa en un tedio insostenible para no pocos seres humanos. Tanto es así que ya ni tan siquiera abrimos la puerta a los Testigos de Jehova.
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