La noche de los Domingos e inmediatamente después del fútbol,un programa sobre las cosas del sexo llena las ondas de la Ser. Una voz de mujer nos invita a entrar durante una hora en el asunto todavía tabú de las cosas de cama en un tiempo de radio que lleva por nombre : Contigo dentro. No me engancha, pero lo escucho de vez en cuando mientras me atrapa el sueño. Uno de estos días, estaban hablando de un libro sobre la promiscuidad y todo lo que engloba. Me interesó, porque formo parte de ese ejercito no declarado de promíscuos que pululamos por el mundo. Busque por Internet, pero la única opción fue la de ir a comprarlo. Mientras acudía a la librería me iba preguntando "que coño estaba haciendo " si hace al menos quince años que no me siento o me tumbo a saborear las palabras. A digerirlas comedidamente y sin prisa. Después también caí en la cuenta de que hace también mucho tiempo que no imagino personajes, ni horizontes, ni valles encantados. Mas tarde cuando tenía el libro entre mis manos sentí una sensación de encuentro. Algo que no sabría describir porque es la primera vez que me pasa. Y además todavía estoy un poco flipado. No se, pero me atrevería a decir que la sensación fue de alegría por volver a sentir ganas de leer. Pero también, porque me imagino en una sobremesa con la persona que lo escribió. Cuantas historias interesantes tiene que tener en su haber. Todavía no he comenzado su lectura. Será tal vez un día de estos. Sin embargo, quiero exponer públicamente mi historia. El tiempo donde la promiscuidad en mi vida ejercía como veneno y antídoto. La descubrí muy tarde y eso es lo que me jode. No la he perdido, ahora la canalizo de otra manera mas sutil y mas madura por el paso de los años. Pero sigue siendo buena compañera. Después de desnudarme aquí primero, comenzaré a leer el libro y posiblemente a descubrir cosas que no sabia. O a constatar otras que conocía mejor.
Entre los años 80 y 2000 viví un tiempo donde solo me importaba el sustento. Y después, las mujeres. Pero todas las mujeres. En mi trabajo de hostelería cobraba bien, y me divirtía mejor. Era zona de moda y yo un tipo con marcha. Por entonces tenia coche, moto y vivía en un apartamento que antes fue un taller de zapatero. Es decir pequeñito y en un entresuelo. Para mi un palacio. Por cierto, parecía mas un lugar de " amantes furtivos" que una vivienda convencional. Que es al final en lo que se convirtió. Cojines de colores, jarapas y telas colgadas por el techo nutrido de estrellitas que con la luz brillaban en la noche. Ese mas o menos era todo su mobiliario. En el transcurso de esos años me encoñé en tiempos cortos con media docena de mujeres a las que nunca engañe cuando les decía que me gustaban por ser como todas, pero con algo distinto. Como tampoco lo hice con todas las demás, aunque siempre los matices tienen su espacio. Nunca he sentido lo que dicen que se siente cuando señalan a alguien como enamorado. Es mas, tampoco nadie sabe decirme que es eso. Tal vez el libro diga algo al respecto. Por lo tanto insisto, nunca sentí esas cosas por una mujer. Lo que si he sentido siempre por todas las que estuvieron en mi vida, eran unas enormes ganas de que me hablaran de ellas mismas. De su vida, de sus sueños, de sus agobios. Y mientras lo hacían las amaba sin distinción. Cada una me regalaba parte de su historia y yo me dedicaba en cuerpo y alma a tan divino obsequio. Y es que por todas esas historias que escuche he dado las gracias en silencio cientos de veces al viento para que las acaricie en mi nombre allá donde se encuentren. Todas me aportaron experiencias que hoy nutren mi capacidad de conversación y mi yo mas profundo. Son asimismo el objetivo de un escrito como el de ahora. Si tuviera que definir en el "argot de gente enamorada" diría que "estuve enamorado de todas y cada una de las que conocí ". Pero nunca me implique demasiado. Tampoco necesitaba a nadie constante en mi vida porque vivía rápido y la conquista era mi motor, mi energía y el chute de mi ego tal vez. Pero ademas, detesto la rutina, el tedio y lo de siempre. Por eso procuro evitar cualquier conato de agobio. No se ocultar jamas las cosas que siento. Y a veces considero que debería hacerlo.
Todo este tiempo al que alude mi post : La lujuria y el despropósito inundaban las calles, los coches y los cuartos de baño de la ciudad loca. Al ritmo en muchas ocasiones del periko o la pastilla de colores. Siempre que salia de fiesta, mi objetivo era seducir y conquistar. El resultado es que mas veces de las que me hubiera imaginado, entraba acompañado en mi guarida canalla. Cuando no era así, tampoco me frustraba y eso me salvaba de los otros. Al día siguiente tan solo me preguntaba : ¿ Que ha fallado ? . Esa era mi preocupacion. Y así, poco a poco comencé a formar un poco la habilidad para los encuentros y tratar siempre de que yo fuera el único para ellas. El que recordaran de vez en cuando. Sin embargo y siendo sincero, creo que también las he utilizado. Al menos tengo esa impresión. Siempre los objetivos eran tres : La conquista, la charla y la cama. Entonces ¿ en que he podido utilizarlas si esa es la definición ?. Nunca maltraté a ninguna de palabra ni de obra. Tampoco las engañe ni las ame de mentira. No hubo promesas ni prebendas y menos un te quiero para todo el rato. En su mayoría fueron historias de una noche o un día. Pero también hubo mas de dos excepciones. Y a veces mas de tres. No obstante insisto, mi sensación es la que señale antes.
Quiero entender realmente al espécimen que esta encima de estas dos piernas. Ver si es el tipo que yo conozco. También saber como definir todos estos estados personales que todavía hoy no han desaparecido y tratar de entenderlos. No porque me preocupe. Es simple curiosidad y tal vez descubrir facetas que todavía no conozco. Así que sin mas, voy a comenzar esta decisión de leer entusiasmado este libro que intuyo... me gustará.