martes, 22 de octubre de 2013

Ayudas Sociales : El lujo de los sin nada ...

Deja que me presente antes de nada. Soy el nuevo prototipo de pobre obligado de este siglo. Otro mas. Y por circunstancias y derecho percibo una ayuda de emergencia que me da para sobrevivir y para esconderme  Esta es mi historia.
 
Somos mas de 65 mil seres humanos en la comunidad vasca los que por derecho y por cumplir los requisitos exigidos percibimos una cantidad estipulada en todos los casos para cada necesidad. La falta de control y la nula gestión de la Conserjería ha posibilitado las trampas de al menos 6000 personas. La Administración se ha escondido y lejos de sacar la cara a la inmensa mayoría de ciudadanos que cumplen los preceptos, ha dejado que la bola siga y ha conseguido el objetivo : La delación ciudadana. Por eso y para evitar problemas he tomado las siguientes medidas ...
Cuando voy al mercado nunca puedo ir por ejemplo al Corte Inglés, da igual que haya una superoferta en cualquier producto que haga que mi economía lo agradezca, siempre habrá alguien que delate tu presencia en el lugar. Es un lujo. Ahora aprovecho los mercadillos del barrio o pueblo. Es mas adecuado a mi estatus. Ocurre muy parecido cuando voy a una tienda de ropa que tengan nombre y estén en la Gran Vía por ejemplo. Y da igual que tengan un 2x1 y así seguir economizando mi RGI. Ahora voy a los mercadillos del barrio o pueblo. Y si no siempre encuentro algo en los Traperos de Emaus. Una ropa algo gastada es mas conveniente para mantener a salvo mi estatus de pobre pedigüeño. Lo demás es un lujo.
 

La revisión de datos bancarios y las denuncias vecinales destapan irregularidades
 

Si algún ser humano un día mi invita a comer o cenar porque si o por cualquier celebración desisto si no es en su casa en el txoko si lo tiene, una cueva o en el desierto. Si me ven en un restaurante me condenan. Da igual si es una estrella Michelin o esos de barrio de 9 euros menú del día. Pague o me inviten, a los vigilantes del mal a mis honrados semejantes les da lo mismo. Eres un proscrito social. Cuando algún día voy solo o quedo con alguien ahora lo hago en un  celiaco - vegetariano. Casi siempre esta vacío y la comida me produce cosquilleo y quemazón detrás de las orejas, pero es mejor que nada. Si quieres sobrevivir "tienes que ajustarte a las normas". Las políticas y las que imponen los honrados delatores. Los benefactores del bien publico y social. Los fuera de toda duda. Los que sin rubor señalan e incluso apuntan.
 
No tengo coche por supuesto. Pero si alguna vez algún amigo o conocido se ofrece a dejarme el suyo para algo determinado o simplemente para dar un paseo y recordar cuando yo tenia uno. Lo hago de noche y con pasa montañas. Cuando estoy mas enrollado planeo una ruta alternativa solo por túneles. También coloco varios cojines en el asiento del conductor para parecer mas alto desde fuera y no ser reconocido por los envidiosos agentes benefactores que observan desde la ventana mi partida.  Para evitar habladurías he diseñado mi propio vehículo y además no contaminante. Aprovechando que cojeo de la pierna izquierda y que me encontré un casco de moto algo estropeado en la basura y dándole a la imaginación coloco la pierna mala en la acera, la buena en el asfalto los brazos hacia adelante y tengo un patinete divino. Lo malo que siempre voy en una dirección. Todo lo demás sobra. Es un lujo. Tenía un teléfono de última generación que me regalaron el día de mi cumpleaños. Gastaba 35/45 euros con IVA pero soy un proscrito y tan solo llevarlo encima puede significar riqueza, poderío, buena posición si la carcasa imita a madera y antes de que me llame al orden hacienda lo he vendido. Eso es un lujo. Con el dinero me he comprado una Txalaparta realizada con madera del valle de Irati para poder comunicarme intuyendo que tampoco tendré vacaciones. Y da igual que me inviten, me haya tocado en un sorteo o sea el premio gordo de la asociación de comerciantes del barrio. Si me fotografían en Canarias en tanga y bronceado ¿ Que sería de mi ?.
 
Ellos, los delatores, los honrados ciudadanos salvadores de las cosas bien echas están fuera de toda duda, toda sospecha porque jamás metieron mano en la caja. Nunca dieron partes falsos de accidentes, ni engancharon la luz del patio comunal. Mis queridos inmaculados, esos mismos que cumplen con todos los preceptos del buen vecino. Los hacedores del bien, los que pagan sus facturas sin rechistar y cumplen a rajatabla su visita al fisco cada año. Todo un lujo vivir rodeado de patrullas ciudadanas que vigilen a la puta, al Yonki y al pobre que intenta en la mayoría de los casos maquillar la dignidad perdida. Además de todas esas cosas que voy modificando en mi vida he creído conveniente dar otro aspecto a mi cuerpo para estar a la altura de la nueva posición social. Por eso me he dejado el pelo largo y he pedido a la Asociación del Piojo-Pardo que me preste un macho y una hembra para criar en las rastas grasientas que poco a poco se aprecian. Casi dos meses me ha costado reunir 150 gramos de pelotillas de los pies y ombligo he creado una pasta y me la he introducido entre las uñas que poco a poco van cogiendo largura. A juzgar por como me miran ahora ya creo que sigo a la altura de mis circunstancias y muy distante de sus miserias. Estar de otro manera sería un lujo, pero para ellos...

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