Hasta siempre mi querida Rosa

El día salio precioso y decidí salir con mi bicicleta a pasear sentado, despacio y apreciando cada rincón de este Bilbao que amo que me enamora y que me vuelve - como no podía ser de otra manera - un gilipollas. Es una costumbre que me llena por dentro. Esa necesidad de estar en todas partes y en ninguna como un trashumante de sentidos y sensaciones. Rescatando de cada odisea viajera un ápice de buenas intenciones. Pero el día me trajo la noticia inesperada, el mazazo después de todo.

Me encontré con un amigo en la calle Ledesma. Estaba dando una vuelta por la ciudad con su compañera y sus dos vástagos. Me impresionó verle ya que cuando le conocí era de complexion delgada, ahora es muy delgada. Me hablo de un problema interno. No dije nada mas y en ese impas le pregunté por Rosa, era su amiga y también durante un tiempo mi compañera. La respuesta me dejo vació de todo por instante " hace dos semanas fue su funeral " . En ese preciso espacio de tiempo no tenia una lágrima pero sentí un doloroso y amargo nudo en la garganta que me dejo entre los años ochenta y noventa recordando cuando nos conocimos.

Mi vida por aquel entonces era una locura de noche y de día, aquellos fueron años sencillamente fantásticos. Tenía coche, moto y un trabajo que durante 12 años me enseño las mieles y las sombras. Era un kanalla en aquella barra curvada del Ziripot y en la parte vieja de la ciudad. Allí precisamente te conocí. En aquel Pub de Ronda, El Lasai. Aquello los fines de semana era un ir y venir. Un estar y marcharse. El ultimo bastión de la madrugada donde todos/as buscábamos abrazos furtivos y de los otros. Un lugar especial que dejo huella y recuerdos. Tu estabas acompañada, yo también. Te dirigías a la barra yo también. Me empujaste sin querer y eso bastó para comenzar a seducirte solo una noche como siempre hacia en todas mis noches de aquel rincón especial. Al salir el día nos sentamos en una chocolatería y hablamos y hablamos. Casi sin darnos cuenta o precisamente por eso estábamos compartiendo tu lugar. Después el mio. Tu eras medico y querías desarrollar tu profesión en la " educacion para la salud " tu compromiso y la fe que tenias en tu trabajo te llevo durante un tiempo a trabajar en módulos sociales. Tenias paz interior, sentido del humor y un corazón grande y muy noble. Soñabas con vivir en el campo, cuidar tu huerta, tus animales. Por eso te aparte de mi. No quería que fueras una mas. Otra historia de noches y deseos como lo fueron la mayoría por aquellos tiempos. Tenía 28 años y las cosas en todos los aspectos me iban bien. Vivía todo con mucha intensidad. Cuando te dije: Rosa, estoy en un momento de mi vida exultante, fuera de si. Y creo que no mereces tener a tu lado  un tipo como yo. Intuyo que lo entendió desde el primer día que nos conocimos. Pero se dejo llevar. Nos dejamos ir y el poco tiempo que estuvimos juntos creo que nos aportamos muchas cosas.

Hoy cuando me dieron la noticia vi tu cara llena de tristeza mientras partía el autobús el día que te fuiste a Peruga ( Italia ) y tu mano enviándome un beso... Un frió estremecedor me dejo marcado en mi cabeza el adiós para siempre. En ese momento quise correr y parar el autobús y decirte " lo siento, no te vayas, quedate ". Pero no lo hice. Esa misma noche te estaba escribiendo con lágrimas que se inscrustaban en mis dedos. Vinieron mas noches así. Mas cartas parecidas. La tuya fue una y la ultima. No supe mas durante 28 años hasta el día de hoy que me dijeron tu repentina muerte .Dicen que tus mas cercanos quieren que nos juntemos los que alguna vez formamos parte de tu vida y por supuesto allí estaré para que nos puedas sentir a todos los que un día tuvimos el honor de haberte conocido. Tambien estará tu compañero. El hombre que estuvo a tu lado desde entonces. Quiero darle un abrazo, tiene que ser especial como tu lo eras.

Querida Rosa, descansa en paz