El grito es el primer aspaviento que tenemos cuando nos azotan para decirnos que acabamos de llegar a este mundo. Desde entonces, no hemos parado de gritar una y otra vez. Aún y así, casi nadie responde a nuestro eco. Por eso, cuando uno escucha a través de las ondas un grito como este, la piel se eriza y se descompone como un helado en el desierto. Es una llamada de auxilio, es la realidad mas cercana. Una moda que asesina la esperanza, o lo que es peor, el presente mas cruel. Ese grito puede ser tuyo o mio en cualquier lugar de nuestras miserias escondidas… cualquier día de lluvia.
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