Quiero decirte lo que pretendo con esta nueva manera de expresarme. Sobre todo, una enriquecedora e instructiva manera de pasar los días esperando al Godo de los casi cinco millones de seres humanos que como yo, esperan taciturnos a las puertas de la esperanza. Personas de casi todas la edades, colores y planetas que están - estamos - apostados en los balcones y ventanas de las oportunidades. Al borde de la sospecha por pertenecer involuntariamente a ese nutrido espectáculo en las colas de los sueños que nunca llegan. O pedir clemencia por comer con el dinero de todos. El tiempo, ese hijo de perra y su implacable sombra que nos persigue a cada paso, nos engulle y arrastra en el asfalto, nos aferra al tedio, nos acostumbra a la costumbre y nos asesina - incluso - por la espalda si osamos detenerlo o plantarle cara. Se dice que el tiempo nos sitúa en nuestro lugar en nuestro sitio. Si es así. ¿ Quien dejo la puerta de las vanidades abierta ?
Y mientras, llego cada tarde a las 8 o a las 20:00. Dos tiempos iguales dos maneras de encontrarme sentado esperando tu nostalgia. O esa cosa de echarte de menos. Esperándote como hacen los yonkis a la hora y cuarto del pico. O a menos veinte de la metadona. Es la hora y el momento de saber que existes que me estas mirando incluso cuando no quieres. Que intuyes en tu recámara mis palabras. Y por eso invento personas, casas, ríos, nubes y dolores de mentirijillas cuando la realidad supera la ficción. Y salgo de nuevo desnudo a encontrarme con el tiempo que ha pasado desde ayer para decirte de nuevo gracias. No por seguir mis pasos o escuchar que me escuchas, sino por ser como quieras ser. Y algo más...
( Todo es relativo, subjetivo y abstracto. Y yo solo se que no se nada )
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Esté de acuerdo o no con lo que escribas, nunca te quitaré el derecho a expresarte como quieras sepas o puedas. Ese mismo respeto lo tengo conmigo. Si es para difamar o insultar NO sale. Gracias por venir...