El año pasado fueron 100 las mujeres asesinadas en España. De esos datos se destaca que un tanto por ciento muy elevado son mujeres extranjeras, incluso con parejas extranjeras y no precisamente del mismo país. En el conjunto de las asesinadas, la gran mayoría estaban en procesos judiciales e incluso con ¨órdenes de alejamiento.Y aún así, las cazan. En ese grupo, se da la circunstancia de que una gran mayoría no habían formulado nunca denuncia alguna contra su compañero. Y en esos mismos datos se constata que todas estas mujeres no lo hicieron -y siguen sin hacerlo ahora-, las que todavía están con vida, por miedo, terror, pánico a hacerlo. También muchísima soledad a su alrededor.
Del miedo a denunciar le hablaré otro día. Dicho esto, quiere decir que hay muchas, mujeres, que ahora mismo están agazapadas ante su asesino recibiendo una brutal paliza, incluso en presencia de niños que no entienden nada, o quizás sufran en silencio el dolor de sus madres, o vean antes de dormir ( si pueden ) , la sombra del puño del padre lanzado hacia su madre, la hoja cristalina del cuchillo hundiéndose en el vientre del que vino, y posiblemente, ante el verdugo que en cualquier momento le segará la vida a ella, a él, o a los dos, cualquier día. Está pasando ahora mismo, o en cualquier momento del día o la noche. Los que ¨afortunadamente¨ no estamos inmersos en estas historias macabras directamente, sí lo estamos indirectamente.
Creo que de algún modo tenemos alguna responsabilidad si la vecina de arriba es acuchillada, vejada y maltratada. Tenemos que ser conscientes de que no podemos mirar para otro lado ( que lo hacemos ) y que estas cosas no sólo nos afecten al día siguiente cuando leamos la esquela de esa vecina en el periódico matinal. Nos estamos acostumbrando a la muerte, a ver brotar la sangre gratuita. día a día , a escuchar alaridos, insultos y desgarros, a través de nuestros muros..y no hacer nada absolutamente. Nos estamos acostumbrando a escuchar todo esto, sea por tv o por programas nocturnos de radio. La muerte ya no la vemos como algo caro, morir hoy es barato, es tan sumamente barato, que incluso en muchas ocasiones ni te enteras, -porque- o estabas en el sitio equivocado, o simplemente pasabas por allí.
La muerte está presente en todos nosotros en cada momento, a través de los códigos de silencio, a través de las miradas inmóviles, a través incluso del lenguaje de los signos. Vemos la Muerte y seguimos con el mismo gesto en la cara. No nos sorprende, no nos preocupa. No somos diferentes a las alimañas. A eso hemos llegado ya. Y mucho me temo que ante este panorama, cualquier día sin mediar palabra y sin motivo apararente, nos afilemos los colmillos para la ocasión y salgamos a la calle y nos matemos a destelladas, llenos de rabia de ira, de impotencia. Es, en ese preciso momento, cuando ya estaremos salvados. Mientras....todos cómplices y también culpables en muchas ocasiones. Que no se nos olvide.
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