jueves, 14 de enero de 2021

LA BREVE HISTORIA DE UN AUTENTICO HIJO DE PUTA : Capitulo 23

Hasta este momento de la historia, he recordado cosas de hace cuarenta y cinco años mas o menos. Las mas duras de mi vida sin ninguna duda. Por eso te señalaba en alguno de los primeros capítulos, que al vivir cada año tan intensamente se me podrían escapar cosas en cuanto a la edad que las estaba viviendo. Te cuento esto porque al preparar este capitulo numero, he ajustado algunas cuestiones en cuanto a la edad. Que por otra parte  tampoco cambia sustancialmente mucho el argumento. Cuando llego a Bilbao, en 1974 tengo 17 años y estoy en el primer bar hasta Noviembre de 1976. Dos años en vez de tres como dije. En el segundo hasta 1978. Tengo 21 años y a partir de aquí la edad ya no la volveré a señalar, solo los acontecimientos vividos. Dicho esto, veamos que pasa ahora.

Pasa, que ahora quería cambiar, desde siempre he detestado a rutina y lo que tenia que aportar ya estaba resuelto. Había levantado el negocio, sabia que podía trabajar de esto sin problemas y además tenia un montón de gente que me conocía. Era uno mas del barrio, había echado raíces, me sentía confiado, seguro y bien. Me marche además porque entre mi jefe y yo había diferencias y criterios sobre la manera tan campechana y dicharachera que llevaba el negocio. Le había dado mi identidad, había creado mi rincón particular en vez de seguir la línea casi servilista que llevaba en su restaurante. Y lo que tal vez mas le jodía, es que era rentable. Pedí la cuenta y me marche, pero no muy lejos y no por mucho tiempo. Justo al bar que estaba al lado, en la propia esquina. Se llamaba Florida, lo llevaba un matrimonio joven junto con una señora que estaba en la mini cocina. Digo esto porque el sitio es muy curioso y casi enano. Una barra en redondo llena de sillas a su alrededor pegadas la una con la otra, donde la gente casi se rozaba. ¡ Pero como trabajaba, madre mía ! . Platos combinados, Hamburguesas, bocadillos, tortitas con nata etc. Y es que estaba concebido para eso, para que todo fuera rápido.

Como éramos vecinos de negocio ya nos conocíamos. A los dos días de haberme ido, un día tomando un café allí les dije que me había marchado. Que les había visto trabajar y que a veces les notaba desbordados. Si necesitáis a alguien , aquí estoy. Además, me gustaría aprender a trabajar la plancha y todo lo que hacéis. Pasada una semana y sin cambiar de barrio ya estaba de nuevo en activo. Las condiciones económicas eran algo mejor que las anteriores, las horas parecidas, pero el trabajo era duro y muy estresante. Me pasaba el día mirando a la pared y encima de una plancha, casi todo se hacia ahí. Aprendí mucho y mas, pero el carácter dictatorial del dueño me llevo un día en plena faena y con el bar de bote en bote, a quitarme la chaquetilla de trabajo y tirársela a los pies ¡ A mi usted no me llama la atención delante de la gente ni de nadie ! ¿ Quien coño se ha creído que es usted  ?. Mañana vengo a por la cuenta, no te jode. Y me marché. Los presentes, que eran muchos, se quedaron con la boca abierta y con los ojos como platos. No fui al día siguiente, fui tres días mas tarde. Con todo su orgullo concentrado, me dijo que eso no eran maneras. Que les deje tirados el fin de semana cuando mas trabajo hay y que eso no se hace. Yo callado. Después me dijo ¿ Estas seguro de que quieres marcharte ? .Completamente, le conteste. Esas no son maneras de tratar a nadie. Me dio el sobre con mi finiquito y hasta luego lucas. Trabajo en cafeterías y bares en ese momento no faltaba, tenia algo de dinero ahorrado y además podía acogerme al paro si quería. Me tire unos meses sin buscar nada y haciendo vida de barrio, conociendo gente. No obstante siempre había una constante en mi cabeza, tener trabajo. Era lo que mas valoraba y valore a lo largo de los años. Mi seguridad, mi asidero y lo único que me importaba. El oficio lo sabia lo dominaba y además me gustaba trabajar. Me divertía y tenia muy buen filing con la gente, con los clientes. ¿ Que podía salir mal ?.

La situación política comenzó a interesarme porque había atentados, bombas, secuestros y no entendía nada. Con la gente y cuadrillas que me juntaba por el barrio eran de ideologías distintas, pero sobre todo de la izquierda abertzale y del PNV. Sin darme ni cuenta comenzaba a coger lo que se llamaba o se sigue llamando, conciencia de clase. La gente y los conocidos con los que me juntaba estaba vinculada a Herri Batasuna y poco a poco, aquel mocoso llegado del Bierzo comenzó a posicionarse políticamente llegando a justificar todo aquel horror que día a día nos despertaba sobresaltados.  Así comencé a sentirme un vasco mas en una tierra prestada. El Che, el símbolo antinuclear, Greenpeace, y otros tantos carteles, colgaban de la pared de mi habitación. Asistía a todas las manifestaciones allá donde se realizaban y hasta me hice sindicalista de Lab participando activamente en la primera huelga general de Hostelería en Bilbao. Sindicato vinculado a todo el entramado que azotaba a la sociedad vasca y también a la española. Me había convertido en otro soñador liberando a un pueblo de la opresión. La coyuntura y las amistades, algunas convertidas en amigos, hicieron todo lo demás en un tipo que andaba solo por la vida. Otr@s como yo en aquella época caían en las redes de sectas que se nutrían de gente así. O en la maldita Heroína que se llevo casi una generación. Seres perdidos como yo en la llanura de los días, con vidas complicadas y muy solitarias. 

#LaBreveHistoriaDeUnAutenticoHijoDePuta

#Bilbao #Euskadi

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