jueves, 14 de abril de 2016

" YA NO RECONOZCO A CASI NADIE Y NO ME IMPORTA "

Llevo en mis espaldas cincuenta y nueve años de vida. Un tiempo intenso. Supongo que como el de cada un@. También una historia entre trágica, triste y mágica en los años mas adolescentes. Ni mejor ni peor que la tuya, simplemente distinta. Con todo, no volvería a recorrerla. La vida tal y como se entiende me parece una gran estupidez y un cumulo de horas perdidas si el final es " la nada " como todos sabemos o intuimos. ¿ Para que tanto esfuerzo en tener un trabajo, una casa, un coche y poco mas si eres ciudadano europeo y de un nivel social medio tirando a cutre ?. ¿ Porque anteponer tu vida a la de un ser que todavía no esta y que no paras de buscarlo hasta que llega por no se que gilipolleces de la estirpe y esas cosas como dicen much@s. Pasan lo años y generalmente - los nadies - solo trabajan, comen y duermen. Y en sueños no paran de agobiarse intentando estirar un chicle . El mismo de siempre


Si nada repentino ocurre, es decir " un accidente o una enfermedad grave " me quedarían mas o menos veinte años de seguir respirando. Me guío por las esquelas de un santuario de personas que se han ido y que empapela la esquina donde se encuentra el banco. No es mucho tiempo o puede ser el mejor de todos para conocer todos aquellos lugares que me voy a perder si la Primitiva no hace su milagro. Esa es la ira que no me deja en paz. El momento en que me da la sensación de haber malgastado un tiempo hoy perdido e irrecuperable en una filosofía equivocada. No me refiero a lo vivido que es mucho y de todo. Hablo del modo en que lo viví. La filosofía que se aplicaba entre los 60 y los 90 para hablar de los logros personales y que te hacían persona grata en cualquier tribu, en cualquier familia etc. Eso si los objetivos de tu hazaña laboral, tu futuro, ya te venía impuesto por los pantalones de la casa sobre todo. Ahora entiendo mejor a todos aquellos que no sucumbieron a este teatro fugaz y se aplicaron otra manera de entender el mundo y el propio YO y se convirtieron en " los raros " para todos los demás. Yo quería ser uno de ellos. Hoy no me siento viejo, ni apagado. Tal vez pueda ser que poco a poco nuestro engranaje va teniendo el desgaste propio de mas de medio siglo y la impotencia de quien se siente vivo y le gusta esa sensación y tal vez no sabe porque. Pero es muy sano aprender a canalizar bien todas estas nuevas vibraciones que uno va teniendo a medida que baja la cuesta. Precisamente, mi estimado y querido diario, quiero contarte algo sobre esto:  Ya he desistido, pero durante un tiempo - no mas de un año - sentía la necesidad de pasear por las calles donde durante mas de veinte años me he movido y sentí eso que se acerca a un estado pleno. Me paraba frente a los bares o lugares determinados donde se fraguaron mil historias variopintas e inolvidables todas ellas. Y me he sentado en una terraza para poder atisbar alguna cara conocida de todas las que a diario saludaba. Todos eran extraños salvo los pocos que apenas reconocía por su vejez o deterioro físico. Ya no conozco a nadie. Los contextos de la vida nos marcan el camino, pero en otro tiempo creí que nosotros éramos los dueños de nuestro destino ¡¡ Que equivocado ¡¡



Me acorde entonces cuando Jesús - un joven de 85 años con casi dos metros de altura y al que le tengo gran cariño - me hablaba de que había asistido al entierro de el ultimo amigo que le quedaba vivo. Entendí esa soledad en todos sus vértices. Como la misma o parecida que tendrá que sentir la persona que se queda sola después de compartir su vida con otro ser humano. En ese estado es cuando la vida pierde toda razón de ser. La nostalgia es un buen antídoto y un buen argumento para un bache, pero no se puede vivir de ella ni con ella. Tampoco con los recuerdos. Cualquiera de las dos maneras solo causan dolor y una agonía inútil y estéril. Lo que yo siento, lo han sentido otros ya. Y se han escrito libros y libros sobre el asunto. Al final toda la culpa la tiene el final. Ese que nos asusta a pesar de saber desde siempre que ese es nuestro inexorable destino. He aprendido a dejar que las cosas ocupen el lugar que les corresponde. En el mismo en el que me las encontré. Aunque lo quiera, ya no me estimulan como lo hicieron y ni falta que hace. Y si la vida en si misma me parecía una estupidez , lo mismo pienso de la muerte. Nada de lo que piensas sobre ella tiene importancia. Ni tu mismo la tienes. Mañana serás una imagen y la vida aunque no lo creas seguirá sin ti. Y así, secula seculorun. Siempre escuché a los mayores hablar de lo que ahora siento acercándome a su estación. Quizás por las horas que viví junto a sus historias la mía este preparada para ser contada. Aunque a decir verdad, no me apetece . Y además.. ¿ Para que estas tu entonces ?

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