martes, 18 de agosto de 2015

" PASEANDO A MISS JACINTA Y RESETEANDO MIS NEURONAS " / PARTE 7 / 7

Toda una gran odisea. Así se podría definir el viaje hasta Génova. Y es que nos coincidió los que llegaban de vacaciones y los que comenzaban la aventura. Muchísima circulación y unas cuantas horas de retenciones si sumamos las que nos hemos encontrado a lo largo de todo el viaje. La mayoría por trabajos en el pavimento. Pero hasta llegar a la ciudad pirata, los túneles, los medios túneles y los cientos de camiones y vehículos de todo tipo fue una constante. 





Al divisar en la salida de un agujero negro el peaje respiramos un poco. Pero el cristo de trafico que había era curioso. Una vez abonada la cantidad seguimos a los coches que salían del atolladero y nos dirigimos hacia la zona del puerto. Al menos así lo señalaba un cartel. Pero resulto ser la zona de embarque de los ferrys y un policía nos paro y nos dijo que eso tenía una sanción de casi dos mil euros. La situación era kafkiana ya que no salíamos del asombro. Al final lo que apuntaba en su libreta era una pase de salida de aquella zona, en la que entramos por inercia. No éramos los únicos y la situación se veía que estaba desbordada para ellos y para todos los demás recién llegados.


Casi por casualidad nos vimos en la zona alta y mas turística del lugar. Encontramos un hueco en zona azul y estacionamos. Al ir a sacar el ticket nos dijo el operario que pasaba por allí que ya no hacia falta, que tan solo quedaban unos minutos para las 20:00 horas. Una vez mas la suerte nos acompañaba. Nos relajamos un poco, nos cambiamos de ropa y nos fuimos caminando hacia la zona antigua con un calor sofocante. Génova guarda todavía el glamour de los viejos puertos. Si cierras los ojos te puedes ver sentado en un viejo bar de luz tenue escuchando entre trago y trago historias de marineros y sus viejas y conocidas putas que saciaban las millas marinas cuando atracaban después de meses los viejos pero duros bergantines.





Pero la globalización, la trashumancia, el hambre y las guerras han cambiado la historia de los países. La vida de sus ciudades es variopinta. Y ya los cuentos han pasado casi a la historia olvidada. En esta ciudad de Italia Sudamérica es una parte mas. Pero hay de todo y para todos. Pequeños bares latinos te invitan a sentarte en cualquier placita y probar sus humildes pero ricos presentes, mientras una negra hermosa y alta te quiere hacer unas trenzas de colores al pie de su peluquería rasta. Calles estrechas, descascarilladas y descoloridas le dan un toque de penumbra inquietante al paseo viejo donde los aromas de comida árabe te guían hacia el puerto a través de sus soportales donde decenas de tiendas y bares enanos de todos los países te ofrecen el paraíso. El ambiente esta en la zona portuaria de donde parten los barcos turísticos y se encuentra el gran acuario. El paseo es agradable hasta llegar a la Gran Carabela donde se hace majestuoso. Cuando la miras comienzas a recordar aquellas películas de esclavos que remaban estos inmensos Titanic del mar y por un momento viajas en el tiempo. Las plazas, los monumentos, sus calles, sus aceras, los sitios oficiales y administrativos de esta gran ciudad tiene todo talla XXL por eso uno se siente pequeñito. Sin embargo después de estos días de atrás donde no te enterabas de nada al escuchar hablar italiano es como que te sentías un poco mas cerca de lo tuyo y de los tuyos. La visita duro poco, pero fue suficiente y muy agradable ya que no estaba previsto la parada. 


Y con ese buen sabor de boca decidimos seguir bajando hasta Niza pasar la noche y descansar un poco. A Miss Jacinta le pareció bien la idea de estar los dos últimos días en la playita para terminar el gran paseo. La Riviera francesa fue el escenario que el pasado año visito la señora y se decidió viajar sin parar hasta Hondarribia lugar donde acude los fines de semana habitualmente.  A las 21:30 mas o menos llegamos a Euskadi. Según las previsiones del tiempo daban sol para todo el fin de semana, como así fue. La aventura no podía tener mejor colofón. Afortunadamente no hubo problemas de importancia aunque si algunas anécdotas y momentos de mucha tensión. Pero esto forma parte de cualquier viaje y es un elemento necesario, sino sería muy aburrido. Espero que algunos de estos siete capítulos sirvan de ayuda y referencia a todos los seres humanos que decidan viajar por estos lugares. Con esa intención se escriben. 
THE END

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